Son tiempos difíciles para todos, pero una forma de colaborar con las autoridades y salvar vidas es quedarnos en casa, ya podremos y espero que sea mas pronto que tarde volver a salir y disfrutar, retomar en definitiva nuestra vida y tareas, compartir con todos y todas mis experiencias y consejos sobre la gastronomía.
Mientras tanto mi consejo es " Quédate en Casa "
Gracias.
lunes, 13 de abril de 2020
lunes, 24 de junio de 2019
Restaurante el Conjuro.
Aprovechando el veraniego mes de Mayo que hemos tenido, decidimos bajar a la playa y deleitarnos con los fantásticos sabores que oferta la costa Granadina.
Hoy nos hemos venido al Restaurante El Conjuro. Uno de los templos culinarios de la CostaTropical.
Situado en la localidad de Calahonda, El Conjuro se ha convertido en un lugar de referencia gastronómico por su buen hacer desde hace años. lo cual no ha pasado desapercibido entre clientes y críticos profesionales.
Situado en segunda línea de playa, el restaurante se compone de un salón diáfano y minimalista y una pequeña terraza en el exterior. Se recomienda realizar reserva antes de acudir.
Nada mas llegar fuimos sentados en una mesita en la terraza y pedimos un par de cañas, que vinieron acompañadas por dos tapitas de arroz bastante bueno. Idóneo tentempié mientras ojeábamos la carta.
Comentar que este establecimiento se caracteriza por su cocina de vanguardia y creativa, predominando el producto de la tierra. En esta ocasión nos decantamos por los siguientes platos:
Para comenzar, una ensalada de brotes con burrata y guacamole casero. El plato iba acompañado con unos nachos y tomate seco confitado. Un plato propio para la época del año y con sabores muy diferentes entre sí pero que al mezclarlos combinaban perfectamente. Nos resultó un acierto comenzar de este modo.
La siguiente ración en aparecer fueron los célebres huevos rotos con foie y boletus. Es uno de los platos mas celebrados en El Conjuro y, a decir verdad, no decepcionad. Un plato de lleno de sabor y cremosidad. Verdaderamente agradable al paladar.
Llegados a este punto, comenzábamos a sentirnos saciados, y es que las raciones son bastante generosas. Calidad y cantidad van de la mano.
En este momento hizo su entrada en escena la carrillada ibérica. El aspecto de la foto hace honor al sabor del plato. Delicado, fino, bien cocinado. Un deleite para nuestro gusto. Por poner un pero, carecía de acompañamiento. Unas verduritas crujientes o un ligero pastel de patata, boniato o cualquier otra cosa hubieran hecho de este plato un auténtico 10.
No queríamos desaprovechar la oportunidad de probar uno de sus postres, aunque bien es cierto que era mas cuestión de gula que de hambre. Pedimos un tiramisú para compartir.
Por supuesto, no defraudó, de textura espumosa, con los sabores perfectamente equilibrados, el tiramisú es uno de los postres mas difíciles de ejecutar.
Un perfecto broche final para un fantástico almuerzo.
Tras esto pedimos la cuenta, siendo algo mas de 80€ por 3 rondas de bebidas mas lo expuesto anteriormente.
Mi opinión:
Estuve en El Conjuro hace unos tres años tras la insistencia de varios compañeros de trabajo y la sorpresa fue mayúscula. Desde entonces no he dejado de seguirlos por redes sociales y los hermanos Torres, regentes del local, han conseguido llamar la atención de propios y extraños gracias al dinamismo de la cocina así como a la creatividad de la misma. Se trata de uno de esos sitios en continúa evolución del que estoy seguro que, de seguir en esta línea, continuará la oleada de reconocimientos gastronómicos de los que viene haciendo gala en los últimos años.
Sin duda, una apuesta segura para disfrutar de un buen momento gastronómico.
Hoy nos hemos venido al Restaurante El Conjuro. Uno de los templos culinarios de la CostaTropical.
Situado en la localidad de Calahonda, El Conjuro se ha convertido en un lugar de referencia gastronómico por su buen hacer desde hace años. lo cual no ha pasado desapercibido entre clientes y críticos profesionales.
Situado en segunda línea de playa, el restaurante se compone de un salón diáfano y minimalista y una pequeña terraza en el exterior. Se recomienda realizar reserva antes de acudir.
Nada mas llegar fuimos sentados en una mesita en la terraza y pedimos un par de cañas, que vinieron acompañadas por dos tapitas de arroz bastante bueno. Idóneo tentempié mientras ojeábamos la carta.
Comentar que este establecimiento se caracteriza por su cocina de vanguardia y creativa, predominando el producto de la tierra. En esta ocasión nos decantamos por los siguientes platos:
Para comenzar, una ensalada de brotes con burrata y guacamole casero. El plato iba acompañado con unos nachos y tomate seco confitado. Un plato propio para la época del año y con sabores muy diferentes entre sí pero que al mezclarlos combinaban perfectamente. Nos resultó un acierto comenzar de este modo.
La siguiente ración en aparecer fueron los célebres huevos rotos con foie y boletus. Es uno de los platos mas celebrados en El Conjuro y, a decir verdad, no decepcionad. Un plato de lleno de sabor y cremosidad. Verdaderamente agradable al paladar.
Llegados a este punto, comenzábamos a sentirnos saciados, y es que las raciones son bastante generosas. Calidad y cantidad van de la mano.
En este momento hizo su entrada en escena la carrillada ibérica. El aspecto de la foto hace honor al sabor del plato. Delicado, fino, bien cocinado. Un deleite para nuestro gusto. Por poner un pero, carecía de acompañamiento. Unas verduritas crujientes o un ligero pastel de patata, boniato o cualquier otra cosa hubieran hecho de este plato un auténtico 10.
No queríamos desaprovechar la oportunidad de probar uno de sus postres, aunque bien es cierto que era mas cuestión de gula que de hambre. Pedimos un tiramisú para compartir.
Por supuesto, no defraudó, de textura espumosa, con los sabores perfectamente equilibrados, el tiramisú es uno de los postres mas difíciles de ejecutar.
Un perfecto broche final para un fantástico almuerzo.
Tras esto pedimos la cuenta, siendo algo mas de 80€ por 3 rondas de bebidas mas lo expuesto anteriormente.
Mi opinión:
Estuve en El Conjuro hace unos tres años tras la insistencia de varios compañeros de trabajo y la sorpresa fue mayúscula. Desde entonces no he dejado de seguirlos por redes sociales y los hermanos Torres, regentes del local, han conseguido llamar la atención de propios y extraños gracias al dinamismo de la cocina así como a la creatividad de la misma. Se trata de uno de esos sitios en continúa evolución del que estoy seguro que, de seguir en esta línea, continuará la oleada de reconocimientos gastronómicos de los que viene haciendo gala en los últimos años.
Sin duda, una apuesta segura para disfrutar de un buen momento gastronómico.
lunes, 3 de junio de 2019
Restaurante La Barbería
Nos situamos en esta ocasión en la preciosa localidad jiennense de Baeza, lugar al que, además de su atractivo patrimonial y cultural, se le une su atractivo culinario y es que es famosa la gastronomía de la comarca de La Loma en toda la provincia.
Hoy hemos elegido visitar el restaurante La Barbería, uno de esos sitios que vienen haciendo las cosas muy bien y se ha convertido en un lugar de referencia gastronómico en la competitiva Baeza.
Hoy hemos elegido visitar el restaurante La Barbería, uno de esos sitios que vienen haciendo las cosas muy bien y se ha convertido en un lugar de referencia gastronómico en la competitiva Baeza.
Establecimiento situado en pleno casco histórico de la ciudad, de fácil acceso. Nosotros reservamos mesa ya que, habitualmente, los fines de semana es difícil encontrar mesa en su patio interior. El restaurante se compone en un pasillo largo en el que las mesas se sitúan a un extremo y la barra, amplia, en el otro. Al final del mismo está el acceso a la terraza, que tiene mucho encanto.
Nada más llegar nos tenían la mesa preparada y solicitamos una ronda de cervezas. Mientras ojeábamos la carta nos trajeron la primera tapa. Unos cuencos con una ensalada de verano compuesta de lechuga, maíz, manzana y una ligera salsa tártara. Muy acertado para abrir boca.
Nuestra elección de platos fue la siguiente:
Ración de croquetas de boletus y foie. Destaco lo de ración porque a nuestro parecer era bastante escasa, 8 croquetas para 3 personas. Bien es cierto que de sabor y textura estaban muy buenas pero el sabor del foie no estaba muy presente. Aprobadito por poco. En su favor el sabor, en su contra la cantidad y la no aparición del foie.
Destacar que mientras íbamos comiendo y pidiendo bebidas se hacia paso en la mesa una nueva ronda de tapas. Esto lo considero un punto a su favor ya, que en no pocos sitios, una vez que pides raciones te dejan de servir tapas.
Esta vez la tapa servida fue arroz. La imagen es un fiel reflejo de su sabor. De textura melosa y con gran sabor. Muy buena está tapa.
Tras el arroz hizo su presencia la segunda de las raciones. Queso de cabra de Segura gratinado. Plato muy parecido a un provolone pero con un queso propio de la tierra. Sin duda uno de los platos que recomendamos a nuestros lectores si visitan La Barbería. Verdaderamente fabuloso.
No habíamos terminado con el queso de cabra cuando nos sirvieron una nueva tapa consistente en una ensalada, característica de la tierra también, de tomate, aceitunas negras y habas.
En este punto empezábamos a estar algo saciados y aún quedaba por venir el plato principal, una ración de ibéricos, presa, lagarto y abanico hechos a la brasa, acompañados de patatas fritas y unos pimientos del padrón. La carne estaba en su punto, se agradece que viniera troceada y destacar la calidad de la misma.
La carne no fue el broche de la cita ya que como última ronda de tapas nos pusieron unos langostinos cocidos.
Tras esto pedimos la cuenta siendo algo más de 60€ por tres personas.
Mi opinión:
La Barbería es unos de esos sitios modernos que cada vez están más presentes en la oferta gastronómica de las ciudades. Me gusta llamarlos restaurantes dinámicos ya que además de la carta de comida, también ofrecen una variedad de marcas de cervezas artesanales, vinos y vermús caseros, además de una amplia gama de ginebras y demás bebidas espirituosas para quien guste finalizar un almuerzo con una copita. Destaco muy positivamente el servicio y su asesoramiento a la hora de pedir comida ya que de haber pedido un plato más no hubiéramos podido terminarlo y es que, como ya hemos mencionado, es de agradecer que continúen sirviendo tapas a pesar de haber solicitado raciones.
Si ya de por sí Baeza tiene un reclamo atractivo turístico importante, con lugares como éste y otros que se están asentando en la zona dotan a la localidad de un valor añadido muy interesante.
Desde este humilde blog animamos a los lectores a conocer Baeza, si no la conocen ya, noy hacer parada obligatoria en La Barbería. Un gusto para los sentidos.
Nada más llegar nos tenían la mesa preparada y solicitamos una ronda de cervezas. Mientras ojeábamos la carta nos trajeron la primera tapa. Unos cuencos con una ensalada de verano compuesta de lechuga, maíz, manzana y una ligera salsa tártara. Muy acertado para abrir boca.
Nuestra elección de platos fue la siguiente:
Ración de croquetas de boletus y foie. Destaco lo de ración porque a nuestro parecer era bastante escasa, 8 croquetas para 3 personas. Bien es cierto que de sabor y textura estaban muy buenas pero el sabor del foie no estaba muy presente. Aprobadito por poco. En su favor el sabor, en su contra la cantidad y la no aparición del foie.
Destacar que mientras íbamos comiendo y pidiendo bebidas se hacia paso en la mesa una nueva ronda de tapas. Esto lo considero un punto a su favor ya, que en no pocos sitios, una vez que pides raciones te dejan de servir tapas.
Esta vez la tapa servida fue arroz. La imagen es un fiel reflejo de su sabor. De textura melosa y con gran sabor. Muy buena está tapa.
Tras el arroz hizo su presencia la segunda de las raciones. Queso de cabra de Segura gratinado. Plato muy parecido a un provolone pero con un queso propio de la tierra. Sin duda uno de los platos que recomendamos a nuestros lectores si visitan La Barbería. Verdaderamente fabuloso.
No habíamos terminado con el queso de cabra cuando nos sirvieron una nueva tapa consistente en una ensalada, característica de la tierra también, de tomate, aceitunas negras y habas.
En este punto empezábamos a estar algo saciados y aún quedaba por venir el plato principal, una ración de ibéricos, presa, lagarto y abanico hechos a la brasa, acompañados de patatas fritas y unos pimientos del padrón. La carne estaba en su punto, se agradece que viniera troceada y destacar la calidad de la misma.
La carne no fue el broche de la cita ya que como última ronda de tapas nos pusieron unos langostinos cocidos.
Tras esto pedimos la cuenta siendo algo más de 60€ por tres personas.
Mi opinión:
La Barbería es unos de esos sitios modernos que cada vez están más presentes en la oferta gastronómica de las ciudades. Me gusta llamarlos restaurantes dinámicos ya que además de la carta de comida, también ofrecen una variedad de marcas de cervezas artesanales, vinos y vermús caseros, además de una amplia gama de ginebras y demás bebidas espirituosas para quien guste finalizar un almuerzo con una copita. Destaco muy positivamente el servicio y su asesoramiento a la hora de pedir comida ya que de haber pedido un plato más no hubiéramos podido terminarlo y es que, como ya hemos mencionado, es de agradecer que continúen sirviendo tapas a pesar de haber solicitado raciones.
Si ya de por sí Baeza tiene un reclamo atractivo turístico importante, con lugares como éste y otros que se están asentando en la zona dotan a la localidad de un valor añadido muy interesante.
Desde este humilde blog animamos a los lectores a conocer Baeza, si no la conocen ya, noy hacer parada obligatoria en La Barbería. Un gusto para los sentidos.
domingo, 26 de mayo de 2019
Restaurante La Cacharreria
Aprovechando una escapada a la gran desconocida Extremadura durante el puente de Mayo no quisimos desaprovechar la oportunidad de conocer a fondo la gastronomía de esta maravillosa zona del país. Los que seguís el blog a través de sus redes sociales ya sois conocedores de la visita que realizamos a la feria del queso de Trujillo.
Nos situamos en esta ocasión en la monumental Cáceres y, concretamente, en el restaurante La Cacharrería. Uno de esos restaurantes atípicos, alejados del concepto de "mesa y mantel", predominando una combinación de mesas altas y bajas, más parecido a una taberna o mesón.
Situado en la ciudad antigua de la capital cacereña, con una fachada rústica, podemos encontrar este local, situado a pocos metros del restaurante de dos estrellas michelín "Atrio".
Comentar que, aunque el restaurante abre a las 13, la cocina no empieza a funcionar hasta las 14, algo que nos sorprendió. Mientras aguardábamos, observamos el establecimiento que se compone de un primer patio, con unas cuantas mesas altas, que da lugar a través de un pasillo a un primer salón el cuál comunica con otro segundo salón.
Cuando se acercaba la hora la apertura de la cocina, el camarero nos trajo la carta, que se compone de tapas.
Pedimos una cerveza y nuestra elección fue la siguiente:
La primera tapa en llegar fue puntas de solomillo con torta. Servida en una copa, lo cual dificulta su ingesta. Comentar a los amantes de las salsas de queso con las carnes (roquefort, gorgonzola, etc...) que la salsa de torta es algo fuerte, propia del sabor de este queso. Destaco esto porque, a pesar de que soy fan de estas salsas, el sabor de ésta me impactó, lo cual no quiere decir que me desagradara ya que su cremosidad junto el punto del solomillo dotaba a estaba tapa de un sabor realmente bueno.
Tras esto, pedimos un vina de la zona, que Extremadura es tierra vinos también e hizo su presencia el segundo de los platos. Croquetas de patatera y dátiles.
La patatera es un embutido típico de la región, parecido al chorizo, elaborado a través de la grasa del cerdo ibérico y patata. Jamás lo había probado y me encantó. Servido con rodajas de manzana, las croquetas estaban bastante ricas. Para nada aceitosas, resultó ser un bocado agradable. Un acierto.
Tras esto pedimos la cuenta, siendo un total de unos 15€.
Mi opinión:
Lugar con mas pros que contras. De hecho, para mí la única contra es que la cocina se abra tan tarde y tengamos que estar esperando hasta las 14. Dicho esto, algunos podrán leer que por dos consumiciones de bebida y dos tapas/platos unos 15€ sea algo elevado de precio ya que hay menús más económicos. Cierto también, pero es otra forma de comer, igual de válida que ésta. A su favor destacar que se trata de un lugar con muy gusto por la cocina, una oferta de platos distinta con constantes guiños a la tierra, un servicio eficiente y una pulcritud del lugar muy plausible. Me hubiera gustado probar mas platos pero acabé saciado con los dos que pedí por lo que seguro que volveré en otra ocasión para seguir probando las deliciosas viandas que ofrece la carta de La Cacharrería.
Nos situamos en esta ocasión en la monumental Cáceres y, concretamente, en el restaurante La Cacharrería. Uno de esos restaurantes atípicos, alejados del concepto de "mesa y mantel", predominando una combinación de mesas altas y bajas, más parecido a una taberna o mesón.
Situado en la ciudad antigua de la capital cacereña, con una fachada rústica, podemos encontrar este local, situado a pocos metros del restaurante de dos estrellas michelín "Atrio".
Comentar que, aunque el restaurante abre a las 13, la cocina no empieza a funcionar hasta las 14, algo que nos sorprendió. Mientras aguardábamos, observamos el establecimiento que se compone de un primer patio, con unas cuantas mesas altas, que da lugar a través de un pasillo a un primer salón el cuál comunica con otro segundo salón.
Cuando se acercaba la hora la apertura de la cocina, el camarero nos trajo la carta, que se compone de tapas.
Pedimos una cerveza y nuestra elección fue la siguiente:
La primera tapa en llegar fue puntas de solomillo con torta. Servida en una copa, lo cual dificulta su ingesta. Comentar a los amantes de las salsas de queso con las carnes (roquefort, gorgonzola, etc...) que la salsa de torta es algo fuerte, propia del sabor de este queso. Destaco esto porque, a pesar de que soy fan de estas salsas, el sabor de ésta me impactó, lo cual no quiere decir que me desagradara ya que su cremosidad junto el punto del solomillo dotaba a estaba tapa de un sabor realmente bueno.
Tras esto, pedimos un vina de la zona, que Extremadura es tierra vinos también e hizo su presencia el segundo de los platos. Croquetas de patatera y dátiles.
La patatera es un embutido típico de la región, parecido al chorizo, elaborado a través de la grasa del cerdo ibérico y patata. Jamás lo había probado y me encantó. Servido con rodajas de manzana, las croquetas estaban bastante ricas. Para nada aceitosas, resultó ser un bocado agradable. Un acierto.
Tras esto pedimos la cuenta, siendo un total de unos 15€.
Mi opinión:
Lugar con mas pros que contras. De hecho, para mí la única contra es que la cocina se abra tan tarde y tengamos que estar esperando hasta las 14. Dicho esto, algunos podrán leer que por dos consumiciones de bebida y dos tapas/platos unos 15€ sea algo elevado de precio ya que hay menús más económicos. Cierto también, pero es otra forma de comer, igual de válida que ésta. A su favor destacar que se trata de un lugar con muy gusto por la cocina, una oferta de platos distinta con constantes guiños a la tierra, un servicio eficiente y una pulcritud del lugar muy plausible. Me hubiera gustado probar mas platos pero acabé saciado con los dos que pedí por lo que seguro que volveré en otra ocasión para seguir probando las deliciosas viandas que ofrece la carta de La Cacharrería.
lunes, 22 de abril de 2019
Cueva de los Majuelos
Hoy nos toca hablar de uno de los lugares con mas encanto que hemos visitado. No es otro que el restaurante Cueva de los Majuelos, situado en el municipio jiennense de Pegalajar.
En la parte alta de dicha localidad, dentro de una cueva natural, se abre paso el restaurante al que nos referimos, emplazamiento que dota de un atractivo visual tanto en la parte externa, con su amplia terraza como en el interior de la misma.
Nada más acceder, causa impacto la espectacularidad del interior acompañado del juego de luces que dispone. Se trata de un espacio diáfano, aprovechado con las mesas y sillas, situándose al fondo un pequeño escenario, lo que nos hace pensar que es un lugar destinado para la celebración de evento de mayor envergadura.
Llama la atención que las mesas y sillas están vestidas como si de una boda se tratara.
Nos sentamos en la mesa que habíamos reservado previamente y nos tomaron nota de las bebidas mientras ojeábamos la carta. He de comentar que solamente ofrecen una marca de cerveza, Cruzcampo, lo que nos sorprendió, ya que se trata de una marca que tiene tanto adeptos como detractores. Un aspecto que nos pareció negativo dada la limitación en cuánto alternativas.
La oferta culinaria responde a la gastronomía típica de la zona. El local ofrece una carta de menús y raciones. Nuestra elección fue elegir unos cuántos platos para compartir.
Paté de perdiz casero. Se trata de uno de los platos mas reconocibles de la cocina jiennense. Ración generosa de un exquisito paté tradicional con la peculiaridad de un toque de romero. Excelente opción.
El siguiente plato fue otro fundamental de la gastronomía jiennense. Lomo de orza. Al igual que el anterior, ración de tamaño considerable. Destacar que el corte del lomo es algo más grueso de lo que habitualmente suele ser, pero no apreciamos esto como algo negativo, sólo como peculiaridad. Tiene un sabor bastante delicado. Es una ración que, a pesar de la cantidad, no resulta pesada. Opción recomendable.
Tras esto, hizo su presencia las alcachofas confitadas con vieiras, o habría que decir con langostinos. En la carta, esta ración se oferta con vieiras pero al llegar a la mesa, nuestra sorpresa fue ver como las vieiras habían sido sustituidas por langostinos. Entendemos que se ha de comunicar al cliente una variación de este tipo puesto que no se está ofreciendo lo que se ha ofertado. En cuánto las alcachofas, estaban pocos confitadas y algo duras. Fue una decepción absoluta, tanto por la falta de comunicación en la variación de los ingredientes como en el plato en sí.
Por último nos esperaban las mollejas de cordero. Se sirven rebozadas acompañadas de una pequeña ensalada. De sabor resultonas, pero puestos a elegir, hubiésemos preferido que las mollejas estuvieran salteadas al ajillo ya que el rebozado hace que, esta magnífica casquería, pierda potencia en su sabor.
Tras este atracón de comer pedimos la cuenta. Algo menos de 60 euros estos platos junto a tres consumiciones de bebida cada uno.
Mi opinión:
Lugar majestuoso. Un deleite visual en un entorno único. Me congratuló encontrar un lugar en el que se ensalce la gastronomía jiennense, que tiene muchos y muy buenos productos. Cocina que está de enhorabuena por la reciente consecución de la primera estrella michelín para la provincia por parte del restaurante Bagá
Creo que no tuvimos suerte en la elección de las dos últimas raciones, por lo expuesto anteriormente. Sin embargo, esta incidencia no hace más que animarnos a tener que volver en otra ocasión para seguir probando las deliciosas viandas que oferta la cueva de los Majuelos.
En la parte alta de dicha localidad, dentro de una cueva natural, se abre paso el restaurante al que nos referimos, emplazamiento que dota de un atractivo visual tanto en la parte externa, con su amplia terraza como en el interior de la misma.
Nada más acceder, causa impacto la espectacularidad del interior acompañado del juego de luces que dispone. Se trata de un espacio diáfano, aprovechado con las mesas y sillas, situándose al fondo un pequeño escenario, lo que nos hace pensar que es un lugar destinado para la celebración de evento de mayor envergadura.
Llama la atención que las mesas y sillas están vestidas como si de una boda se tratara.
Nos sentamos en la mesa que habíamos reservado previamente y nos tomaron nota de las bebidas mientras ojeábamos la carta. He de comentar que solamente ofrecen una marca de cerveza, Cruzcampo, lo que nos sorprendió, ya que se trata de una marca que tiene tanto adeptos como detractores. Un aspecto que nos pareció negativo dada la limitación en cuánto alternativas.
La oferta culinaria responde a la gastronomía típica de la zona. El local ofrece una carta de menús y raciones. Nuestra elección fue elegir unos cuántos platos para compartir.
Paté de perdiz casero. Se trata de uno de los platos mas reconocibles de la cocina jiennense. Ración generosa de un exquisito paté tradicional con la peculiaridad de un toque de romero. Excelente opción.
El siguiente plato fue otro fundamental de la gastronomía jiennense. Lomo de orza. Al igual que el anterior, ración de tamaño considerable. Destacar que el corte del lomo es algo más grueso de lo que habitualmente suele ser, pero no apreciamos esto como algo negativo, sólo como peculiaridad. Tiene un sabor bastante delicado. Es una ración que, a pesar de la cantidad, no resulta pesada. Opción recomendable.
Tras esto, hizo su presencia las alcachofas confitadas con vieiras, o habría que decir con langostinos. En la carta, esta ración se oferta con vieiras pero al llegar a la mesa, nuestra sorpresa fue ver como las vieiras habían sido sustituidas por langostinos. Entendemos que se ha de comunicar al cliente una variación de este tipo puesto que no se está ofreciendo lo que se ha ofertado. En cuánto las alcachofas, estaban pocos confitadas y algo duras. Fue una decepción absoluta, tanto por la falta de comunicación en la variación de los ingredientes como en el plato en sí.
Por último nos esperaban las mollejas de cordero. Se sirven rebozadas acompañadas de una pequeña ensalada. De sabor resultonas, pero puestos a elegir, hubiésemos preferido que las mollejas estuvieran salteadas al ajillo ya que el rebozado hace que, esta magnífica casquería, pierda potencia en su sabor.
Tras este atracón de comer pedimos la cuenta. Algo menos de 60 euros estos platos junto a tres consumiciones de bebida cada uno.
Mi opinión:
Lugar majestuoso. Un deleite visual en un entorno único. Me congratuló encontrar un lugar en el que se ensalce la gastronomía jiennense, que tiene muchos y muy buenos productos. Cocina que está de enhorabuena por la reciente consecución de la primera estrella michelín para la provincia por parte del restaurante Bagá
Creo que no tuvimos suerte en la elección de las dos últimas raciones, por lo expuesto anteriormente. Sin embargo, esta incidencia no hace más que animarnos a tener que volver en otra ocasión para seguir probando las deliciosas viandas que oferta la cueva de los Majuelos.
lunes, 8 de abril de 2019
Sidreria Restaurante El Trasgu
Aprovechando la primavera anticipada que hemos tenido durante el último tramo del invierno, hemos decidido aprovechar la terraza del restaurante El Trasgu, uno de mis lugares favoritos del barrio del Realejo, en Granada.
Realizamos reserva ya que, al tratarse de un fin de semana, es lo más conveniente dado que el restaurante en sí, es bastante pequeño. En el interior no disponen de mas de 4 mesas y la terraza, aunque es amplia, siempre tiene mucha demanda.
Por cierto, se me había olvidado comentar hasta ahora que se trata de un restaurante de comida asturiana. En mi opinión, el mejor asturiano actualmente que hay en la ciudad.
Nada mas llegar fuimos rápidamente atendidos. Solicitamos un par de cervezas mientras le echamos un vistazo a la carta y nos decidimos.
Para hacer la espera mas amena nos obsequiaron con una tapa consistente en "papas a la riojana". Para abrir boca fue idóneo.
Tras la tapa, llegó el primero de los platos que habíamos pedido. Delicias de cabrales. Una especie de croquetas del referido queso acompañadas con un tarrito de salsa de arándanos que combinaban bastante bien. De un tamaño considerable y un sabor muy agradable en boca.
No tardó en llegar la segunda de las raciones. Seguimos con platos muy asturianos. En esta ocasión, chorizo a la sidra. Lejos de lo que gente pueda pensar, no se trata de un plato excesivamente pesado. Ideal para coger media barra de pan y empujarle junto con la salsa. Exquisito.
Respecto del plato principal, hasta última hora tuvimos dudas sobre si pedir fabada, especialidad de la casa, o cachopo. El intenso calor que caía a esas horas sobre la capital nazarí nos hizo decantarnos por la segunda opción.
Para quien no lo sepa aún, el cachopo es un plato típico asturiano, consistente en un filete de ternera empanado. Parece simple, pero no lo es. Como con todo, en cada lugar se prepara de una manera diferente. Con cabrales, sin queso, con pimientos, sin pimientos. Lo que marca la diferencia entre unos y otros, además de los ingredientes empleados es la calidad de la ternera y del rebozado.
Este en concreto, es un cachopo clásico. Resalta la calidad de la ternera, bastante tierna y un rebozado gustoso, lo cual no provoca que te sacies del plato al segundo bocado. Va acompañado de patatas fritas, pimientos y tomates cherry.
Si son asiduos a este blog, habrán observado que es el segundo cachopo que pido en un lugar distinto. El primero fue en el restaurante Tres Maneras. Son completamente diferentes. El del tres maneras está hecho con ternera Pajuana, autóctona de Sierra Nevada y con queso Roquefort. El del Trasgu es ternera asturiana y no lleva queso. Diferentes pero deliciosos ambos. Difícil elegir entre uno u otro.
Mi opinión.
Soy un cliente habitual de este sitio y es que considero que es una apuesta segura. La calidad de la cocina casera, la cercanía y eficacia de su servicio y la posibilidad de probar otro tipo de cocina propia de este país sin salir de la ciudad hacen que El Trasgu se haya convertido en uno de mis lugares de referencia.
Destacar, por supuesto, la dificultad que entraña el ofrecer un tipo de comida que no es habitual en la zona y que haya conseguido, no solo asentarse sino que ha llegado a ser uno de los lugares mas solicitados por los clientes.
Un viaje a la lejana Asturias sin salir de Granada.
martes, 5 de febrero de 2019
Restaurante Faralá
Se nos plantea un difícil reto y no es otro que el de intentar expresar la experiencia gastronómica vivida en Restaurante Faralá.
Subrayo lo de difícil porque va a resultar complejo plasmar en las siguientes líneas la creatividad y originalidad de la cocina de Javier de Bordons. Prometedor y joven chef de este establecimiento aunque con una contrastada experiencia en las mejores cocinas de la capital nazarí.
Faralá está situado en la conocida y turística cuesta Gomérez, en el primer piso de la casa que se muestra en la fotografía. La planta baja está destinada a la representación de espectáculos flamencos.
Dicho esto, me gustaría incidir en qué no se trata del típico lugar orientado al turista con oferta de show flamenco y cena. No desmerezco en absoluto este tipo de locales, pero quiero dejar constancia de que no es el caso que nos ocupa.
Lugar estiloso, refinado, acogedor y con un ambiente flamenco como banda sonora del lugar que nos agradó bastante.
Fuimos acomodados en nuestra mesa y mientras observábamos la carta nos obsequiaron con una copa de champagne para amenizar la espera mientras nos decidíamos. Optamos por un menú degustación y dejamos que fuera el chef quien nos sorprendiera.
Aclarar que dicho menú consta de 6 platos, postre inclusive.
Para abrir boca, una pequeña degustación de aceite de oliva de variedad picual de Úbeda.
Antes de que nos sirvieran el primero de los platos, el camarero nos sorprendió con un delicado aperitivo. Crema de boletus con huevo a baja temperatura y aceite de trufa. Sabroso es la palabra que define a este plato. Para abrir boca me pareció un auténtico acierto y nos hizo vislumbrar que se nos venía una experiencia que sería difícil de olvidar.
Tras esto hizo su aparición el primero de la tarde: Berberechos, carne de erizo, caviar y todo esto con un hilo conductor basado en jugo de chirimoya. Plato fresco, servido en frio en el que el jugo de la chirimoya jugó un papel extraordinario a la hora de integrar todos los elementos del plato. Verdaderamente bueno.
Acto seguido vino el carpaccio de tomate, con tierra de aceitunas, alcaparras y tapenade (crema típica siciliana de alcaparras, anchoas y aceite de oliva) y pulpa helada de tomate. Virtuosismo de texturas en un solo plato. Otra forma de comer un tomate. Nos pareció muy ameno y divertido.
Posteriormente llegó el primero de los platos calientes. Vieira y boletus confitados sobre una sopa de cebolla. Personalmente, fue el plato que menos me "enamoró". Creo que las texturas de ambos elementos eran muy similares y la sopa no hacía mas que camuflar el sabor que individualmente pudieran aportar ambos al plato.
El siguiente en llegar fue la caballa a medio cocinar acompañada de ajo blanco con gnocchis de estragón y miso. Me gustaría saber transmitir la complejidad este plato y lo bien ejecutado que estaba. Sencillamente impecable, la caballa estupenda, con un ligero toque de sal escamada que potenciaba el propio sabor de la misma. Cuando un producto es bueno y se trata de este modo, poco más hay que decir. El ajo blanco con los gnocchis fue un asombros popurrí de sabores.
Llegado a este punto, el chef había conseguido que nos emocionáramos con cada uno de los platos. Podría decirse que el objetivo lo había cumplido.
Llegó el momento del plato fuerte. Vaca de Sierra Nevada madurada 45 días y como acompañamiento un buñuelo relleno de pisto. Este plato se describe con la propia fotografía. Espléndido, delicado y gustoso.
Costó terminar este plato y es que nos encontrábamos saciados de apetito. Pero aún quedaba por llegar el colofón a este deleite. El postre. Mozárabe era su nombre y estaba compuesto por un crumble de curry, mango presentado en tres texturas: en helado, en gelatina y en el interior de un pequeño yogurt casero, además de caviar de mostaza. Yo, personalmente, no soy muy fan del dulce ni de los postres pero no se me caen los anillos en reconocer que es el mejor postre que me he comido nunca. Desconocía que se podía jugar de esa manera con los sabores descritos anteriormente y con las texturas y dar lugar a esa maravilla de plato. No me quedo corto si reconozco que el postre bien vale una visita al restaurante.
No he referido aún nada del servicio y es que estuvo a la altura, tanto de la cocina como del lugar. En todo momentos muy atentos y detallistas. Nos describieron cada plato que nos sirvieron y son parte importante del altísimo grado de satisfacción que nos provocó este viaje culinario.
Mis conclusiones:
Leí hace poco sobre la importancia de vincular emocionalmente al cliente con la comida en este tipo de restaurantes de cocina creativa. Y desde luego, Javier de Bordons y su equipo consiguieron dicho propósito. Su idea no es otra que la de transmitir el sabor auténtico de Granada y su provincia utilizando para ello las mas vanguardistas técnicas de cocina. Cada plato es una sorpresa y provocan en el consumidor ese efecto de asombro que se proponen.
Celebro, enormemente, que lleguen a la ciudad este tipo de restaurantes. Granada, por su historia, destaca por la diversidad. La diversidad de culturas que han vivido aquí, de religiones. Diversidad en sus paisajes, nieve, mar, montaña; Diversidad en sus productos y un largo etcétera, por lo que Granada merece ser conocida por algo más que por una ciudad de bares de tapas.
En una ciudad donde se puede comer y beber en cualquier bar por unos pocos euros, he de comentar que no nos supuso nada descabellado el precio final de la cuenta, algo menos de 140 € por dos personas con tres rondas de bebida.
Esta entrada es algo especial con respecto a la temática del blog pero me ha parecido una buena oportunidad de mostrar una oferta gastronómica diferente. Si bien es cierto que este tipo de cocina requiere de un mayor esfuerzo económico no es menos cierto que la experiencia bien merece la pena.
Auguramos un prometedor éxito a Faralá y deseamos volver tan pronto como sea posible.
Subrayo lo de difícil porque va a resultar complejo plasmar en las siguientes líneas la creatividad y originalidad de la cocina de Javier de Bordons. Prometedor y joven chef de este establecimiento aunque con una contrastada experiencia en las mejores cocinas de la capital nazarí.
Faralá está situado en la conocida y turística cuesta Gomérez, en el primer piso de la casa que se muestra en la fotografía. La planta baja está destinada a la representación de espectáculos flamencos.
Dicho esto, me gustaría incidir en qué no se trata del típico lugar orientado al turista con oferta de show flamenco y cena. No desmerezco en absoluto este tipo de locales, pero quiero dejar constancia de que no es el caso que nos ocupa.
Lugar estiloso, refinado, acogedor y con un ambiente flamenco como banda sonora del lugar que nos agradó bastante.
Fuimos acomodados en nuestra mesa y mientras observábamos la carta nos obsequiaron con una copa de champagne para amenizar la espera mientras nos decidíamos. Optamos por un menú degustación y dejamos que fuera el chef quien nos sorprendiera.
Aclarar que dicho menú consta de 6 platos, postre inclusive.
Para abrir boca, una pequeña degustación de aceite de oliva de variedad picual de Úbeda.
Antes de que nos sirvieran el primero de los platos, el camarero nos sorprendió con un delicado aperitivo. Crema de boletus con huevo a baja temperatura y aceite de trufa. Sabroso es la palabra que define a este plato. Para abrir boca me pareció un auténtico acierto y nos hizo vislumbrar que se nos venía una experiencia que sería difícil de olvidar.
Tras esto hizo su aparición el primero de la tarde: Berberechos, carne de erizo, caviar y todo esto con un hilo conductor basado en jugo de chirimoya. Plato fresco, servido en frio en el que el jugo de la chirimoya jugó un papel extraordinario a la hora de integrar todos los elementos del plato. Verdaderamente bueno.
Acto seguido vino el carpaccio de tomate, con tierra de aceitunas, alcaparras y tapenade (crema típica siciliana de alcaparras, anchoas y aceite de oliva) y pulpa helada de tomate. Virtuosismo de texturas en un solo plato. Otra forma de comer un tomate. Nos pareció muy ameno y divertido.
Posteriormente llegó el primero de los platos calientes. Vieira y boletus confitados sobre una sopa de cebolla. Personalmente, fue el plato que menos me "enamoró". Creo que las texturas de ambos elementos eran muy similares y la sopa no hacía mas que camuflar el sabor que individualmente pudieran aportar ambos al plato.
El siguiente en llegar fue la caballa a medio cocinar acompañada de ajo blanco con gnocchis de estragón y miso. Me gustaría saber transmitir la complejidad este plato y lo bien ejecutado que estaba. Sencillamente impecable, la caballa estupenda, con un ligero toque de sal escamada que potenciaba el propio sabor de la misma. Cuando un producto es bueno y se trata de este modo, poco más hay que decir. El ajo blanco con los gnocchis fue un asombros popurrí de sabores.
Llegado a este punto, el chef había conseguido que nos emocionáramos con cada uno de los platos. Podría decirse que el objetivo lo había cumplido.
Llegó el momento del plato fuerte. Vaca de Sierra Nevada madurada 45 días y como acompañamiento un buñuelo relleno de pisto. Este plato se describe con la propia fotografía. Espléndido, delicado y gustoso.
Costó terminar este plato y es que nos encontrábamos saciados de apetito. Pero aún quedaba por llegar el colofón a este deleite. El postre. Mozárabe era su nombre y estaba compuesto por un crumble de curry, mango presentado en tres texturas: en helado, en gelatina y en el interior de un pequeño yogurt casero, además de caviar de mostaza. Yo, personalmente, no soy muy fan del dulce ni de los postres pero no se me caen los anillos en reconocer que es el mejor postre que me he comido nunca. Desconocía que se podía jugar de esa manera con los sabores descritos anteriormente y con las texturas y dar lugar a esa maravilla de plato. No me quedo corto si reconozco que el postre bien vale una visita al restaurante.
No he referido aún nada del servicio y es que estuvo a la altura, tanto de la cocina como del lugar. En todo momentos muy atentos y detallistas. Nos describieron cada plato que nos sirvieron y son parte importante del altísimo grado de satisfacción que nos provocó este viaje culinario.
Mis conclusiones:
Leí hace poco sobre la importancia de vincular emocionalmente al cliente con la comida en este tipo de restaurantes de cocina creativa. Y desde luego, Javier de Bordons y su equipo consiguieron dicho propósito. Su idea no es otra que la de transmitir el sabor auténtico de Granada y su provincia utilizando para ello las mas vanguardistas técnicas de cocina. Cada plato es una sorpresa y provocan en el consumidor ese efecto de asombro que se proponen.
Celebro, enormemente, que lleguen a la ciudad este tipo de restaurantes. Granada, por su historia, destaca por la diversidad. La diversidad de culturas que han vivido aquí, de religiones. Diversidad en sus paisajes, nieve, mar, montaña; Diversidad en sus productos y un largo etcétera, por lo que Granada merece ser conocida por algo más que por una ciudad de bares de tapas.
En una ciudad donde se puede comer y beber en cualquier bar por unos pocos euros, he de comentar que no nos supuso nada descabellado el precio final de la cuenta, algo menos de 140 € por dos personas con tres rondas de bebida.
Esta entrada es algo especial con respecto a la temática del blog pero me ha parecido una buena oportunidad de mostrar una oferta gastronómica diferente. Si bien es cierto que este tipo de cocina requiere de un mayor esfuerzo económico no es menos cierto que la experiencia bien merece la pena.
Auguramos un prometedor éxito a Faralá y deseamos volver tan pronto como sea posible.
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