viernes, 18 de enero de 2019

Picoteca Tres Maneras

Al igual que en los dibujos animados, llevo unos días con un ángel sobre un hombro que me susurra "No escribas la crónica y espera a otra visita" y un demonio en el otro hombro diciéndome justo lo contrario. Finalmente ha podido el demonio, como siempre. El motivo que ha causado dicho debate fue la visita al lugar del que vamos a hablar hoy. En mi opinión, uno de los mejores de Granada dentro de su categoría y que decidimos visitar el día de año nuevo. Comenzamos.
Hoy toca hablar del Tres Maneras. Uno de esos establecimientos "híbridos" que están tan de moda en la capital nazarí. Híbrido porque no se define como un bar de tapas, taberna, gastrobar ni restaurante. Es un poco todo.
Lo podemos encontrar en el corazón del barrio del Realejo, en la calle Pavaneras. Local pequeño pero coqueto. Tiene una pequeña terraza con unas 5 o 6 mesas en la plazoleta que tiene por nombre el propio del barrio.


Excepcionalmente reservamos mesa dada las fechas en las que nos encontramos, pero generalmente no suele ser necesario.


Nos ubicaron en una pequeña mesa para 4 y pedimos una primera ronda de bebidas. La cerveza de barril es Alhambra especial y se sirve en la copa que podéis apreciar.


 Debo comentar que, de manera habitual, las bebidas suelen ir acompañadas de tapas, que no son a elegir. Este día no fue así, aunque si es cierto que en esta primera ronda nos obsequiaron con un aperitivo. Éste consistía en un pastel de queso cabrales. Verdaderamente bueno, pero en mi opinión, hubiera resultado más acertado acompañar esta tapa con una última ronda o espuela que para abrir boca.


Le echamos un vistazo a la carta, la cual es más que interesante, ya que el Tres Maneras ofrece una oferta culinaria distinta y atractiva, y fuimos asesorados, a su vez, por el camarero, que nos indicó qué platos tenían ese día fuera de carta, opción que siempre nos deja alguna grata sorpresa. Finalmente nuestra elección fue la siguiente:
El primer plato en llegar fue Portobello gratinado. Plato complejo pero muy sabroso. El champiñón estaba realmente bueno y sobre él una base de pescado con unas tiras de piel de atún gratinadas. Un verdadero acierto.


Tras el portobello llegó el tartar de atún. Bocado excelente. Fresco, el toque de lima en su justa medida, bien marinado y la manzana conjugaba genial con estos sabores. Por poner un pero, el huevo que cubría el tartar tenía la yema demasiado cuajada. Lo ideal es que la yema, al romperse, hubiera bañado todas las piezas del atún. No obstante, estaba muy sabroso.


35 minutos después llegó el tercero de la tarde.
Uno de nuestros platos favoritos y que siempre lo pedimos. Lasaña de ternera aireada. Sencillamente espectacular. Somos muy fan de este plato. No es la típica lasaña convencional. Predomina el relleno de carne que, junto con la delicada bechamel y el crujiente que lo acompaña, conforman un plato ligero y gustoso.


Tras esto y otros 50 minutos de espera, hizo su aparición el cachopo. Uno de los platos fuera de carta que siempre que lo ofertan no dudamos en solicitarlo. Cachopo granaino, ya que se elabora con ternera pajuana, especie criada en Sierra Nevada. Al plato lo acompañan unas deliciosas patatas fritas y una salsa muy similar al mojo picón. Para mi gusto, en esta ocasión la ternera estaba algo cruda. Normalmente suele estar algo mas cocinada. Es otro de los platos que normalmente recomiendo. Está bastante bueno.


Después de este plato solicitamos la cuenta. Algo mas de 90€ con tres rondas de bebidas y los platos descritos anteriormente para 4 personas.
Mi opinión:
Como os decía al principio, he dudado mucho sobre si escribir esta crónica y es que yo le tengo mucho aprecio a este lugar. Es uno de esos sitios en continúa evolución desde su apertura y en el que siempre que hemos acudido, hemos salido positivamente sorprendidos. No elegí, quizás, el mejor día para  ello pero creo que debo escribir mi experiencia porque, al igual que a nosotros les puede ocurrir a cualquier otro cliente.
No es de buen gusto esperar mas de una hora y media para que te sirvan los dos últimos platos. El camarero se nos acercó varias veces para comentarnos que había un atasco en la cocina. Lo que nos irritó es que dicho atasco solo nos afectó a nosotros, ya que la mesa larga de varios comensales situada a nuestro lado no sufrió las consecuencias de la tardanza en la cocina. En resumen, dieron preferencia a la mesa de mayor tamaño antes que a las mesas mas pequeñas.
Debo romper una lanza en favor de este sitio y comentar que es la primera vez que nos ocurre algo así. Casi siempre, tanto el servicio como el trato es rápido y eficiente.
Como todo buen hijo de vecino sabe, hasta el mejor escribano comete un borrón y es por esto que, a pesar de esta experiencia, no dudaremos en seguir visitando el Tres Maneras y de seguir recomendándolo a nuestros lectores.

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